Algunas veces resulta que confundimos los términos o los limitamos a un campo mucho más pequeño del que ocupan en realidad, como sucede en el caso de la educación, el cual a menudo se tiene como una forma de aprender las cosas básicas para valerse por uno mismo pero que en realidad abarca mucho más. De hecho, que una persona esté o no bien educada no tiene nada que ver con los conocimientos que tenga, como vamos a poner con una serie de ejemplos.
Todos nos hemos encontrado con gente muy culta, como escritores, que en realidad tienen unos grandes conocimientos pero que son unos maleducados en el más amplio sentido de la palabra. Eso quiere decir que la educación no tiene porqué estar relacionada con los estudios superiores.
Por otra parte, hay personas que apenas han ido al colegio, pero que tratan de usted a la gente mayor y a quienes no conocen, les ceden el paso cuando se cruzan por la calle y aún responden a quienes les saludan aunque no los conozcan.
En cosas como esas es en las que en realidad consiste la verdadera educación, y no en tener un Máster o una carrera universitaria. De hecho, a veces quienes más conocimientos tienen son los que menos educados están.